rain

 

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Yesterday was the last day of summer
and it makes sense
you weren’t with me

then. Or even
on this rainy afternoon –

you’re teaching me to live
apart from you, which has reduced to

breakfast dishes crowding the nightstand,
the TV droning with some Julie Christie drama,
My black hair unwashed for a fifth day.

After all what’s grief to someone
Who never tires of longing
Except a manner of existing
In the present, where nothing is derivative.

Strange. It’s much easier now to reconcile
The scene of when I first saw you –

Crossing a city street on a busy September afternoon
The one perfect moment before language.

– David Semaney

(foto: Black Flashback, Mariken Wessels)

Nadie hablará de nosotras

“¿El “mensaje” de Arlt? Bien, y exactamente: que en el hombre de la clase media hay un delator en potencia, que en sus conductas late la posibilidad de la delación. Es decir: que desde el punto de vista de las exigencias lógicas de coherencia, que pesan sobre toda conducta, existe algo así como un tipo de conducta privilegiada, a la vez por su sentido y por ser la más coherente para cada grupo social, y que si ese grupo es la clase media, esa conducta no será sino la conducta de delación” Oscar Masotta, “Roberto Arlt y yo mismo”.

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Cómo puede una ciudad oler a vapor y a sal, me pregunto. Barcelona huele a vapor, a sal y ahora a aceite de coco de señora noruega en vacaciones. A sardina frita y a asfalto. A tomillo y llanta de coche recalentado. A la que te alejas y caminas -te acuerdas cuando caminábamos, durante horas, a la orilla del mar, bordeando primero la Barceloneta, escalando el Garraf, llegando, sin ton ni son, a las ruinas de la urbanización que se esconde detrás de la vía del tren-, te acuerdas, eh, sí, claro que te acuerdas, venga, claro que sí, atesorábamos esos recuerdos como joyas para colgarlos alrededor del cuello y después hundirnos en el mar.

(De pequeñas nos enseñaron que las chicas buenas no van al cielo sino que se hunden en el agua, con los bolsillos llenos de piedras. Poco después aprendimos que las artistas buenas están muertas y huelen a gas de horno)

Otro momento de mar, esta vez congelado: Vilanova i la Geltrú, 2009. Llegamos en el coche prestado del padre de alguien, altavoces que hacen sangrar tímpanos, coronas de diamantes falsos en el pelo, había un festival y éramos carne de festival y nos desorientamos (porque siempre nos perdemos) de camino a casa. Todavía nadie había sufrido realmente, creo que teníamos dinero o un pase, que era mejor que tener dinero y aquella chica robaba copas en las barras y las llevaba sujetas a la goma de las bragas -¡de las bragas!- y encontramos que era la mejor manera de traficar con cubatas del mundo. Realmente era la mejor.

¿Qué fue de ella, de esa chica? Creo que se casó y tuvo un bebé, ahora va al gimnasio todos los días porque no quiere estar gorda.

(Nota mental: no hay épica para las mujeres que un día salieron a bailar con cubatas en las bragas.)

Ayer en la Rambla del Poblenou, mientras cenábamos, un chaval hostió a su novia delante nuestro y todo el mundo salió corriendo para parar el golpe. Después, el camarero me preguntó estupefacto por qué corría tanto la gente, si no le había pegado con un palo ni nada, solo con el puño.

Pero esto no es ahora, es entonces, cuando vivíamos junto al mar. Una vez tuve un profesor que dijo que en las islas se vive bordeando el mar como quien cuelga de un acantilado, nadie llega al centro, como si el centro fuera el tambor centrifugador de una lavadora.

En la tele sale el retrato de Jo Cox y leo esto y lloro por el testimonio de su amigo. Huelo la enredadera de ese jardín y el río aunque no esté ahí, en ese barco. Seguro sonó Being Boring de Pet Shop Boys, me digo y ya ves tú qué chorrada, y tú que sabes lo que sonó. A Jo Cox la acuchilló un tipo y ahora es ese retrato sonriente en sepia para la posteridad del Brexit.

He aquí el silogismo:

no hay épica para la mujer si no muere.
yo no quiero morir
Por lo tanto, tendremos que inventar nuestra propia épica.
Barcelona huele a vapor, sal y a delación. Y yo no quiero morir, así voy a vivir siempre.

(publicado en Nativa)

S.

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“Habíamos ganado una guerra…”

…y ya estás tú poniéndote romántica, pero sí, la habíamos ganado y Silvia cantaba bajo los fluorescentes algo de Luis de la Pica y la pin up no daba crédito. Ay te quiero / pero me da miedo y el carmín en los labios, las madres ya en casa y las otras buscando marido, eso te pasa por buscarlo, que no encuentras, tonta más que tonta, guapa más que guapa. ¿Has probado a soltarle dos buenas hostias a aquel mequetrefe? No era un pichinley, era un atontao, mira, aquí viene otro. ¿Otro qué? Pues otro atontao, qué va a ser. Un día te contaré la historia más triste del mundo pero hoy no, que hoy nos reímos, mira, ahí va otro, esto está lleno de atontaos que parecen hombres, ese no es para ti, y ese tampoco. Ese está bien, fondo claro, buena gente, hay que limpiarlo un poco por dentro, pero buena gente, ya verás, ya verás que el pino lo aclara todo, todo lo que se puede aclarar, dice con los ojos más puros del mundo la tía, la más guapa del mundo, la tía, qué tía.

Vamos al mar que la sal escuece pero cura, vamos al mar. No siento que te vayas /lo que siento es que te lleves /las tiritas de mis entrañas.

“Creo que voy a escribir algo” “¿Sobre qué, loca?” “Sobre ti, sobre qué va a ser”. “Mira, a mí déjame en paz que suficiente tengo con lo mío” y ahí van los fluorescentes del mercado de sant antoni y ya no hay chicos con patillas, solo grandes mujeres y allí va Silvia Cruz con la voz más bonita del mundo y al final resulta que habíamos ganado una guerra y habíamos vuelto ya con los jazmines de la alameda, ay en las azoteas, la luna ya no está triste, jara y jazmines en la alameda.

(El día que nos vayamos se lo diremos a todo el mundo)

Being late to meet you at the station

 

 

That God-is-Light smile of your arms

One second before

I’m in them.

Your eyes, having nearly

Given up, lit up

As mythical

As Regent Street.  A satyr

Reeling at the discovery of honey.

Your mouth,

Tasting of the breath

Of greenhouses. The sap.

The open stamens. Clorophyll.

(Ruth Padel)

And do you think that love itself

casa
And do you think that love itself,
Living in such an ugly house,
Can prosper long?
We meet and part;
Our talk is all of heres and nows,
Our conduct likewise; in no act
Is any future, any past;
Under our sly, unspoken pact,
I KNOW with whom I saw you last,
But I say nothing; and you know
At six-fifteen to whom I go—
Can even love be treated so?

I KNOW, but I do not insist,
Having stealth and tact, thought not enough,
What hour your eye is on your wrist.

No wild appeal, no mild rebuff
Deflates the hour, leaves the wine flat—

Yet if YOU drop the picked-up book
To intercept my clockward look—
Tell me, can love go on like that?

Even the bored, insulted heart,
That signed so long and tight a lease,
Can BREAK it CONTRACT, slump in peace.

Edna St. Vincent Millay

ceniza

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¿te acuerdas de restregar olivas contra la piel? yo lo había olvidado, jugo verde entre las yemas verdes, olor a viento, hasta las uñas se tiñen de verde por el perfume. mi cara frente al sol, las mejillas arreboladas, frente al mundo, seis pisos, seis pisos y después el suelo, te acuerdas cuando no era un barranco, veo mi cara devolviéndote una sonrisa, yo siempre frente al barranco, detrás no había nada, yo en mangas de camiseta de algodón y tejanos, íbamos a comprar carbón, yo y una lista de cosas por hacer, comprar plantas, hervir mejillones, comprar plantas, abajo los niños, comprar plantas, ahí abajo están los niños y yo no me caía seis pisos abajo, yo me acuerdo de las olivas verdes y de susurrarte sobre los géiseres de sangre y tú de qué te acuerdas

Abril, 2014

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Uno

Antes del día uno hay un día cero, todos lo sabemos, pero el día cero es tan enorme, tan palpable, que no debe ser nombrado, así que: día uno.

“Los acontecimientos (son como polvo): atraviesan la historia como exhalaciones sucesivas. Tan pronto se vislumbran sus resplandores, la noche los absorbe”, Fernand Braudel.

Dos

Hace muchos años cuando todo esto era otra cosa, en 1995, salió el número 14 de Naufraguito: “Abril, mes cruel”.

El polvo de galaxias peinado por el viento, nuestros huesos desnudos, todo ahí, en ese 1995, abril.

Tres

“El entierro de los muertos”, el poema de TS Eliot que abre La tierra baldía habla del dolor que conlleva volver a sentir después de una hecatombe. El olor de la esperanza, la planta que vuelve a la vida después de la nieve.

Que nadie tome esto como una metáfora de los brotes verdes.

Cuatro

Me regalaron un espejo que metí en un armario para no ver una imagen deformada. No lo tiré.

Cinco

Mientras todo lo atroz pasaba, A le pedía a B que fueran a tomar algo, hablaban de canciones y se enamoraban. Cómo podía pasar todo eso. Cómo podía haber caléndulas en flor, un manto de algas en el mar de Irlanda, cómo nacían niños, cómo chocaban planetas, cómo era posible todo eso en medio de tantas tragedias.

Seis

Rubén Martínez me pasa un texto de Richard Rorty. En las páginas 33-34 del texto, se cita a TS Eliot y el bien cristiano. Después aparece el núcleo de la argumentación del texto:  “[es necesario] asumir que lo que más te importa en el mundo es algo que bien puede ser que nunca importe demasiado a la mayoría de la gente. Tu equivalente de mis orquídeas siempre puede parecer extraño o idiosincrático a prácticamente todos los demás. Pero esta no es razón para avergonzarse”.

Siete

Una de mis frases favoritas es de Jenny Holzer: “He estado ahorrando mientras tú gastabas”. Me gusta decirla y recordarla sabiendo que no es literal.

Ocho

Pero la gente olvida a menudo el poema Miércoles de Ceniza, de TS Eliot, tras su conversión al anglicanismo. Allí habla de la aridez ante la falta de fe y su lucha por recuperar el entusiasmo:

y porque sé que no conoceré
la única veraz potencia transitoria
puesto que he de beber, ahí,
donde florecen los árboles y las vertientes fluyen,
porque otra vez no hay nada.
Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo
y que el lugar es siempre y solamente un lugar
y que lo que es actual lo es sólo en cierto tiempo
y para un solo lugar
me alegro que sean así las cosas
y renuncio

Nueve

Me prestaron un libro de Albert Balasch que tiene los mismos ecos

Vosaltres
Anàveu carregats de llavors negres
D’on vau tornar que no vau veure?
D’on vau tornar?

Diez

Pedí prestado ese libro intentando ver si probaba el llamado “Efecto Ben Franklin”, que me explicó Daniel López Valle: según un experimento seguido por Franklin, una persona que ha hecho un favor a alguien, es más probable que sienta más empatía por esa persona que si hubiera recibido un favor de ésta.

 

* * *

 

¿Qué demuestra todo esto? Nada. Pero siguiendo la idea inicial de Braudel, los acontecimientos no son nada sin aquello que los une. Puro fuego fatuo, anécdotas en el camino. Somos todo lo que somos, ese éter, ese líquido amniótico, somos todo esto y más.

Ya volvemos a la ribera de la risa, amor. Ya volvemos. Espéranos, esperadnos todos. Volvemos con el canto, volvemos cargados de lo que hemos construido en todo este tiempo. Míralos, a aquellos que no sufrieron la nieve, tan distintos. Míralos, a ellos no se les descongelan las hojas. La brecha nos unió, nos hizo fuertes. Nosotros, los de ahora. Nosotros queríamos un himno que nos hiciera fuertes,

¿Acaso no nos ves, agazapados, dispuestos a reírnos? Yo sí.

¿Acaso no ves el puño abierto, la cantera, la frivolidad asomando? Danos, por favor, el derecho a la frivolidad, devolvednos la risa, la ribera de esa risa. Estamos cansados de estar tristes y preocupados. Ya volvemos a bailar, espérame en la ribera de esa risa. Que no te moleste la carcajada, no dejes que te moleste, recuperemos la oportunidad de volver a decir que lo que importa es la risa.

Dádnoslo todo aquí, en la hora de nuestra vida.
Dádnoslo todo aquí, es la hora de nuestra vida.

 

(publicado originalmente en Nativa)

Hojas de hierba (fragmento)

¿Que yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién terminó su cena?
¿Quién desea venirse a caminar conmigo?
Os vais a hablar después que me haya ido, cuando ya sea muy tarde para todo?

 

Walt Whitman

traducción de Ramón Hervas