Hojas de hierba (fragmento)

¿Que yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién terminó su cena?
¿Quién desea venirse a caminar conmigo?
Os vais a hablar después que me haya ido, cuando ya sea muy tarde para todo?

 

Walt Whitman

traducción de Ramón Hervas

Chicks on speed

Empiezo desde ahora a recuperar textos antiguos que se quedaron por el camino.

Hoy: Gwyneth Paltrow.

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Todos sabemos que las razones de que la imagen de las mujeres sea distorsionada, incompleta y en ocasiones absurda tienen raices de corte histórico. Hay multitud de factores que han operado para que ser fémina implique haberse convertido en un ciudadano de segunda, y estas razones escapan nuestro análisis.

No. Es mentira. La culpa de todo la tiene Gwyneth Paltrow.

Estábamos todas más o menos bien y entonces llegaron Gwyneth y sus amigas. Bueno, no estábamos tan bien, pero Gwyneth y su colección de chicas fantásticas nos recordaron la máxima de que el progreso no existe, o que si de hacerlo, no sigue una lógica ascendente.

La raíz del mal en Gwyneth tiene mucho que ver con las bases sobre las que están asentados los Estados Unidos de America. El trabajo duro, la excelencia y la búsqueda de la utilidad son una constante ya presente, por ejemplo, en Benjamin Franklin. Él no se contentó con tener una imprenta, y una posición acomodada. A un catalán le dan una imprenta y oye, a vivir. Pero Franklin no. Él tenía que inventar el pararrayos y meter cuchara en la declaración de la Independencia.

A Gwyneth le pasa un poco lo mismo, pero desde el reverso tenebroso. Ella es actriz. Es actriz y rubia. Ella es actriz, rubia y ganadora de un Oscar. Lo sé, esto bastaría para finalizar mi alegato, pero sigan conmigo. Estos tres factores, que pueden hacerles afilar el colmillito a más de uno, deberían ser suficiente para Gwyneth. Además está casada con un rockero -por decir algo- multimillonario y tiene una casa bonita y dos hijos. Pero no. Para Gwyneth no es suficiente. Ella tenía que progresar, como Franklin. Y en lo que podría considerarse el momento decisivo, Gwyneth decidió emprender y ser útil, porque tiene mucho que ofrecer.

En vez de, no sé, hacerse de Cáritas, Gwyneth asumió una de las máximas que han caracterizado nuestra última década: el famoso, como tal, es relevante. Y por tanto el famoso, como tal, tiene algo muy importante que decir.

Y Gwyneth se armó de valor, de amigas salidas de una versión para treintañeras de la película Heathers y creó Goop.

Goop es un newsletter en el que Gwyneth nos da las claves de la vida moderna. Habla de sus dietas detox, de sus amigas, vamos, de su vida en general. Y a mí qué me importa. Bueno, pues resulta que hace poco Gwyneth nos dio la receta ideal para que las mujeres superemos nuestro día con sus consejos. No solo eso, sino que también se apuntaron sus amigas. Por poner un ejemplo: Juliet de Baubigny, madre y propietaria de una joint venture (nota: no es un sinónimo de matrimonio feliz, la tía es empresaria). Juliet de Baubigny. Como dice Alvy Singer, si te llamas Juliet de Baubigny, ya todo en la vida debe ser cuesta abajo. Esto es lo que nos dice el día de Juliet, resumido.

  1. Levántate a las 5.30 y revisa tus mails.
  2. Haz que tu entrenador personal venga a casa y actualiza tu información en las redes sociales mientras realizas ejercicio cardiovascular durante 30 minutos.
  3. Desayuna -al menos durante quince minutos- con tus hijos algo macrobiótico que hayas horneado previamente durante el fin de semana. Ellos comen, tú no. Tú te conformas con un batido mientras les hablas.
  4. Comunícate con tus hijos en el coche de camino al cole. Es importante.
  5. Trabajo: entre semana, benefíciate de tu asistente personal y tus organizadas listas. En fin de semana, puedes realizar videoconferencias, pero desconecta la blackberry.
  6. Y sobre todo, hazte estas preguntas para saber si organizas bien tu tiempo: ¿cenas con tu marido al menos una vez a la semana? ¿Ves a tus amigas al menos una vez al mes? ¿Lees cuentos a tus hijos cinco de cada siete días?

Y así ad infinitum, una tras otra. Todas cuentan una variación de lo mismo, Ipad va, Ipad viene. Los trucos de la mujer moderna.

Lo perverso del discurso de Goop tiene tres patas: la primera, como decía antes, es el hecho de que una actriz famosa sea un modelo, no solo estético y comercial, sino ético. Gwyneth y el público , por ende, acepta que realmente ella tiene algo que decirnos, y que es importante. Pero también si vas más allá, porque, como yo, no tienes nada mejor que hacer hoy. ¿Gwyneth realmente se levanta a las cinco de la mañana para empezar su día? Si lo hace: ¿por qué demonios lo hace? ¿Qué mente perturbada calvinista se levanta a las cinco de la mañana? Si no lo hace y lo aconseja, es una cretina. Pero, lo que es peor, si realmente lo hace, es que se trata de un consejo aspiracional.

Gracias a Gwyneth tenemos lo peor de todos los mundos: el modelo de mujer de los años cincuenta, reinterpretado desde las deidades de la celebridad. Gracias a ellas ahora aspiramos a hornear panecillos. Y a buscarnos un buen camello de speed. Porque ya me dirás quién cojones aguanta a los niños y se va a cenar con las amigas si te has puesto a hacer pan macrobiótico a las seis de la mañana.

(publicado originalmente en Sigueleyendo en 2011) 

Activismo fuera de foco

 

Pussy Riot: María Aliójinam, Yekaterina Samutsévich y Nadezhda Tolokónnikova

Nada ama más la opinión pública que un relato que acaba bien. Y ninguno parece haber acabado tan bien como el caso de Rusia contra Pussy Riot.

En los últimos días, hemos asistido a la liberación de Nadia Tolokonnikova y Maria Aliojina, conocidas mundialmente por ser miembros del citado colectivo punk feminista, tras ser arrestadas, acusadas, juzgadas y encarceladas por vandalismo y alteración del orden social. Después de cumplir casi dos años de cárcel en condiciones muy duras, se beneficiaron de la amnistía decretada por el Gobierno, en un intento de lavado de cara internacional antes de los Juegos Olímpicos de Invierno.

Durante estos dos años, la atención mediática occidental fue constante, lo que pareció ayudar a su liberación: multitud de organizaciones y organismos internacionales apoyaron su causa y recibieron mensajes de estrellas como Madonna, Björk o Patti Smith, entre muchos otros. Durante estos dos años, además, se gestó un documental en HBO, Pussy Riot: a Punk Prayer, y ahora aparece el manifiesto-colaje de las Riot «Desorden púbico. Una plegaria punk por la libertad»(Malpaso), para que entendamos qué es y qué defiende exactamente el colectivo.

Un relato que acaba bien

Podríamos añadir, entonces: nada ama más la opinión pública que un relato que acaba bien, y lo mismo pasa con la industria cultural. Sólo que hay que aclarar que el relato de la liberación de las Riot no es unívoco, ni siquiera ha supuesto demasiado para la situación interna rusa, al menos de momento.

Las activistas habían cumplido prácticamente la totalidad de unas condenas por cargos criminales que no eran tales cuando llegó la amnistía, y se beneficiaron de lo que ya se conoce como «liberaciones mediáticas», que incluyeron también a 30 activistas de Greenpeace. La puesta en libertad llegó, como el indulto a muchos otros, como una medida de gracia, dispuesta a suavizar la imagen del Gobierno en el exterior.

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