Uno
Antes del día uno hay un día cero, todos lo sabemos, pero el día cero es tan enorme, tan palpable, que no debe ser nombrado, así que: día uno.
“Los acontecimientos (son como polvo): atraviesan la historia como exhalaciones sucesivas. Tan pronto se vislumbran sus resplandores, la noche los absorbe”, Fernand Braudel.
Dos
Hace muchos años cuando todo esto era otra cosa, en 1995, salió el número 14 de Naufraguito: “Abril, mes cruel”.
El polvo de galaxias peinado por el viento, nuestros huesos desnudos, todo ahí, en ese 1995, abril.
Tres
“El entierro de los muertos”, el poema de TS Eliot que abre La tierra baldía habla del dolor que conlleva volver a sentir después de una hecatombe. El olor de la esperanza, la planta que vuelve a la vida después de la nieve.
Que nadie tome esto como una metáfora de los brotes verdes.
Cuatro
Me regalaron un espejo que metí en un armario para no ver una imagen deformada. No lo tiré.
Cinco
Mientras todo lo atroz pasaba, A le pedía a B que fueran a tomar algo, hablaban de canciones y se enamoraban. Cómo podía pasar todo eso. Cómo podía haber caléndulas en flor, un manto de algas en el mar de Irlanda, cómo nacían niños, cómo chocaban planetas, cómo era posible todo eso en medio de tantas tragedias.
Seis
Rubén Martínez me pasa un texto de Richard Rorty. En las páginas 33-34 del texto, se cita a TS Eliot y el bien cristiano. Después aparece el núcleo de la argumentación del texto: “[es necesario] asumir que lo que más te importa en el mundo es algo que bien puede ser que nunca importe demasiado a la mayoría de la gente. Tu equivalente de mis orquídeas siempre puede parecer extraño o idiosincrático a prácticamente todos los demás. Pero esta no es razón para avergonzarse”.
Siete
Una de mis frases favoritas es de Jenny Holzer: “He estado ahorrando mientras tú gastabas”. Me gusta decirla y recordarla sabiendo que no es literal.
Ocho
Pero la gente olvida a menudo el poema Miércoles de Ceniza, de TS Eliot, tras su conversión al anglicanismo. Allí habla de la aridez ante la falta de fe y su lucha por recuperar el entusiasmo:
y porque sé que no conoceré
la única veraz potencia transitoria
puesto que he de beber, ahí,
donde florecen los árboles y las vertientes fluyen,
porque otra vez no hay nada.
Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo
y que el lugar es siempre y solamente un lugar
y que lo que es actual lo es sólo en cierto tiempo
y para un solo lugar
me alegro que sean así las cosas
y renuncio
Nueve
Me prestaron un libro de Albert Balasch que tiene los mismos ecos
Vosaltres
Anàveu carregats de llavors negres
D’on vau tornar que no vau veure?
D’on vau tornar?
Diez
Pedí prestado ese libro intentando ver si probaba el llamado “Efecto Ben Franklin”, que me explicó Daniel López Valle: según un experimento seguido por Franklin, una persona que ha hecho un favor a alguien, es más probable que sienta más empatía por esa persona que si hubiera recibido un favor de ésta.
* * *
¿Qué demuestra todo esto? Nada. Pero siguiendo la idea inicial de Braudel, los acontecimientos no son nada sin aquello que los une. Puro fuego fatuo, anécdotas en el camino. Somos todo lo que somos, ese éter, ese líquido amniótico, somos todo esto y más.
Ya volvemos a la ribera de la risa, amor. Ya volvemos. Espéranos, esperadnos todos. Volvemos con el canto, volvemos cargados de lo que hemos construido en todo este tiempo. Míralos, a aquellos que no sufrieron la nieve, tan distintos. Míralos, a ellos no se les descongelan las hojas. La brecha nos unió, nos hizo fuertes. Nosotros, los de ahora. Nosotros queríamos un himno que nos hiciera fuertes,
¿Acaso no nos ves, agazapados, dispuestos a reírnos? Yo sí.
¿Acaso no ves el puño abierto, la cantera, la frivolidad asomando? Danos, por favor, el derecho a la frivolidad, devolvednos la risa, la ribera de esa risa. Estamos cansados de estar tristes y preocupados. Ya volvemos a bailar, espérame en la ribera de esa risa. Que no te moleste la carcajada, no dejes que te moleste, recuperemos la oportunidad de volver a decir que lo que importa es la risa.
Dádnoslo todo aquí, en la hora de nuestra vida.
Dádnoslo todo aquí, es la hora de nuestra vida.
(publicado originalmente en Nativa)
Bravo Lucía
Lucia, es usted de gran ayuda en procesos personales de exilio interior y exterior. Escribe usted bonito y hace sentir cosas que remueven cosas por dentro. Gracias.