Yo antes tenía otro blog. Era un blog muy simple que empezó como ejercicio personal, con una premisa muy sencilla: si tienes un blog, te obligas a escribir. Comencé con textos sobre mis gustos, hablé de industria cultural (recuerdo que el segundo texto lo titulé: «Por qué odio el Sonar», criaturita…). Con el tiempo, fue derivando en algo mucho más libre, más espontáneo, e incluía citas, fotos y retazos de cosas que más adelante formarían parte de textos largos, más ambiciosos.
Este blog se inició con una idea mucho más «profesional». De ahí que lleve mi nombre, mi «firma», como dice alguna gente. La idea era buena, pero con el tiempo me he dado cuenta de que en mi caso la influencia de la experiencia personal en lo que escribo es indisoluble. Confieso, mucho tiempo más tarde, que en una discusión que mantuve con Gabriela Wiener al respecto, ella tenía razón.
Durante mucho tiempo me resistí a escribir entradas aquí sobre cosas que me gustan, que pienso, o que detesto, precisamente por ese intento de separar las cosas. Ahora, mejor, he decidido celebrar este medio y la voz. Y para ello, una cita:
«La naturaleza ha previsto los medios para contener los desbordes de la naturaleza femenina. Ha dotado a las mujeres de ese sentimiento del que no se sabe si no es también el fruto más delicado de la vida social: la vergüenza o el pudor«.
Pierre Choderlos de Laclos