Caramelos para todos // Caramels per tothom

La historia es un encadenamiento.

La debacle económica que estamos viviendo (y sufriendo) viene trayendo cosas extrañas a nuestras casas. En los informativos de todas las cadenas tenemos a niños pobres y desnutridos en hospitales del Baix Llobregat, abuelas acampando en las plazas catalanas, deshaucios en cada uno de los barrios conocidos y comedores sociales en la zona alta de la ciudad. Esto es así. Y ante eso, nadie queda impasible, claro.

Tenemos las cifras de desempleo más altas de la historia, la distancia entre ricos y pobres es la mayor de todos los tiempos y la gente no ve futuro. Pero eso son solamente conceptos. Una cosa es decir “bajo el lindar de la pobreza” y otra cosa es decir “María tiene ocho años y no come desde el martes”. Yo lo sé. Usted también lo sabe. Lo sabemos todos. La Generalitat de Catalunya también.

Es por eso que una Marató de la Pobresa se gesta con la idea de aliviar esa horrible sensación, la que provoca este enunciado: “María no come desde el martes”. ¿Quién puede permanecer impasible ante eso? Esto es lo que pasará mañana: una gran cantidad de ciudadanos catalanes llamarán a los teléfonos que habilitará la televisión pública (cuyos presupuestos están financiados en un 85% por la Generalitat de Catalunya) para donar un dinero para que María coma. Porque María es pobre.

La historia es un encadenamiento.

Y María es pobre porque sus padres están en el paro y el gobierno no palía esa situación, sino que la perpetúa: ha recortado en ayudas sociales y en subsidios de desempleo. María no come porque vive en la calle, porque su familia está deshauciada después de no poder pagar una hipoteca que le financió una de las entidades que patrocinan La Marató contra la pobresa. María está desnutrida y los servicios sociales han sido recortados en un 45% en los últimos tres meses. Por el gobierno que organiza, gestiona y promulga esta iniciativa. La Marató.

Porque esta Marató es doble o triplemente perversa: es un encargo directo de un gobierno cómplice de los bancos en una estafa a gran escala, promovido y aupado por las mismas entidades que provocan diariamente la brecha social y con compañeros de mesa que buscan lavar su imagen pública, cuando no su dinero.

La historia es un encadenamiento: la pobreza trae hambre. La pobreza trae otras cosas, también. Ya veremos cuales. Pero la pobreza proviene de algo, también. Así que revisando los videos que anuncian el despropósito que mañana asolará Catalunya, quien no encadene ideas será complice de lo que sufriremos mañana, que no es otra cosa que una repetición de las carmencitas polo entregando caramelos a los niños mocosos de antaño, a las Marías previas.

Desde mi casa, revisando los youtubes que no he querido ver hasta ahora, contemplando a Manu Guix desgañitarse ante el piano con Elena Gadel, diciendo que «hay días que hay que luchar» y pienso: la historia os juzgará, por cómplices, por no hacer el mero ejercicio de encadenar ideas. A ellos y a todo aquel que se niegue a encadenarlas mañana.

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La història és un encadenament.

La debacle econòmica que estem vivint (i patint) porta coses estranyes a casa nostra. Als informatius de totes les cadenes tenim a nens pobres i desnodrits als hospitals del Baix Llobregat, àvies acampant a les places catalanes, desnonaments en cada un dels barris coneguts i menjadors socials a la zona alta de la ciutat. Això és així. I davant d’això, ningú queda impassible, clar.

Tenim les xifres d’atur més altes de la història, la distància entre rics i pobres és la major de tots els temps i la gent no veu futur. Però això són només conceptes. Una cosa és dir «sota el llindar de la pobresa» i una altra cosa és dir «Maria té vuit anys i no menja des de dimarts». Jo ho sé. Vostè també ho sap. Ho sabem tots. La Generalitat de Catalunya també.

És per això que una Marató de la Pobresa es gesta amb la idea d’alleujar aquesta horrible sensació, la que provoca aquest enunciat: «Maria no menja des de dimarts». Qui pot romandre impassible davant això? Això és el que passarà demà: una gran quantitat de ciutadans catalans trucaran als telèfons que habilitarà la televisió pública (els pressupostos estan finançats en un 85% per la Generalitat de Catalunya) per donar uns diners perquè Maria mengi. Perquè Maria és pobre.

La història és un encadenament.

I Maria és pobre perquè els seus pares estan a l’atur i el govern no pal·lia aquesta situació, sinó que la perpetua: ha retallat en ajudes socials i en subsidis d’atur. Maria no menja perquè viu al carrer, perquè la seva família està desnonada després de no poder pagar una hipoteca que li va finançar una de les entitats que patrocinen La Marató contra la Pobresa. Maria està desnodrida i els serveis socials han estat retallats en un 45% en els últims tres mesos. Pel govern que organitza, gestiona i promulga aquesta iniciativa. La Marató.

Perquè aquesta Marató és doble o triplement perversa: és un encàrrec directe d’un govern còmplice dels bancs en una estafa a gran escala, promogut i ajudat per les mateixes entitats que provoquen diàriament la bretxa social i amb companys de taula que busquen rentar la seva imatge pública, quan no els seus diners.

La història és un encadenament: la pobresa porta fam. La pobresa porta altres coses, també. Ja veurem quines. Però la pobresa prové d’alguna cosa, també. Així que revisant els vídeos que anuncien el despropòsit que demà assolarà Catalunya, qui no encadeni idees serà còmplice del que patirem demà, que no és res més que una repetició de les carmencitas polo lliurant caramels als nens mocosos d’abans, a les Maries prèvies.

Des de casa meva, revisant els youtubes que no he volgut veure fins ara, contemplant a Manu Guix esgargamellar davant el piano amb Elena Gadel, dient que «hi ha dies que s’ha de lluitar» i penso: la història us jutjarà, per còmplices, per no fer el mer exercici d’encadenar idees. A ells i a tot aquell que es negui a encadenar-les demà.

Soy yo, soy Mamá

A raíz del segundo programa de El Diferencial, que trataba la maternidad, me puse a pensar en las malas madres.

¿Qué es lo peor que puede hacer una madre? Lo peor. Pensemos en lo peor.

Desde hace un par de días veo una y otra vez la última entrevista que dio Ulrike Meinhof antes de pasar a formar parte de la RAF. En ella, Meinhof fuma compulsivamente y habla del acto político. “La familia es esencial”, dice. “No pegar a tus niños es hacer política.” Para el que lo ve hoy su imagen es indisoluble de lo otro: las bombas, la cárcel, el ahorcamiento. Esta entrevista es antes. Más adelante, mucho más adelante, desde la cárcel, Meinhof escribirá a sus hijas, Regina y Bettina, relatando su huelga de hambre, las alucinaciones y su sacrificio, que implica necesariamente su muerte. Repite obsesivamente que no dirá nada a “los cerdos” (los representantes de la autoridad y el sistema capitalista). Pero esta entrevista es antes, claro, qué tontería. En la imagen, Meinhof es aún una de las periodistas más importantes de la izquierda radical.

Meinhof explica al entrevistador lo que implica ser madre soltera: “es muy difícil. Es mucho más fácil si eres hombre y si hay una mujer en casa cuidando de los niños. Los niños necesitan una figura central en casa”. Acto seguido habla del hueco entre la vida privada y la vida política para las mujeres. Es el problema central. El problema central, repite. Después vuelve sobre la idea de rellenar ese hueco: no puedes pegar a tus hijos y ser antiautoritario.

Parecería que Meinhof creyera posible el equilibrio: hacer política y ser esa figura en casa. Lo privado. Rellenar ese hueco.

Un tiempo después de esta entrevista, Ulrike Meinhof dejó a su familia.

Y mucho después, desde la cárcel, Meinhof parece realmente sorprendida: “Mi idea de que me dijéseis qué soy para vosotras no fue muy acertada”, escribe a Regina y Bettina. “Soy yo. ¡Soy Mamá!”.